viernes, 11 de marzo de 2011

...Desavenencia...


La confianza, como el arte, nunca proviene de tener todas las respuestas, sino de estar abierto a todas las preguntas.

Si soy tan inteligente como parezco ser, entonces ¿Por qué aún tengo miedo? No logro entender cuál es la prisa, tengo tantas cosas que hacer y sólo algunas horas en el día para realizarlas, yo sé que cuando la verdad está dicha, tengo dos opciones... Puedo lograr lo que quería o simplemente esperar a envejecer... Creo que en este caso, me toca envejecer... Siempre fui una de esas personas que creyó, de la manera más fiel, que la verdad, la esperanza y la fe siempre ganaban.
Creí durante muchos años que habían momentos en los que la gente,
despertaba un día, abría sus ojos, los frotaba y lentamente comenzaba a despertar, un despertar único, de esos que te hacen mirar la vida con otros ojos, y por cosas del destino, nos daríamos cuenta de cuánto hemos perdido.
A veces somos tan ilusos, creemos saber todo y manejar por completo nuestras vidas, cuando repentinamente nos damos cuenta que no hemos logrado nada. ¡Qué estamos parados en la nada misma! En un camino con algunos trazos mal hechos, y nos arrepentimos. Pensé, les prometo que pensé, que aquellos días llegarían. Que la gente pensaría en sus errores y trataría de arreglarlos, pediría disculpas, aceptaría unas tantas, y lentamente continuaría su camino, si la vida une a dos personas.
¿Por qué la gente se cree con el derecho de hacer como si no se hubisen conocido?
Detesto ese aire de superioridad de la gente, sé que a veces cuesta, pero no hay motivos para llevar una vida entera negándose.

He dicho... tantas cosas en mi vida y cada vez que trato de llevarlo a cabo para demostrar que soy un ser pensante que cumple sus planes, siempre hay un agente externo que se cree más superior y termina echando TODO a perder...

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